Lic. Lupita:
Tengo 7 años de casado y dos hijos de 7 y 5 años, pero el carácter de
mi esposa es muy explosivo y nos la pasamos discutiendo. Tengo recuerdos muy
tristes de ver los pleitos de mis padres, y prefiero vivir solo a repetir estas
escenas con mis propios hijos ahora. Ella es tan grosera y difícil, que a veces
me dan ganas de darle unos buenos “ch..@*!”; pero, antes de llegar a eso,
pienso que sería mejor separarnos.
Adolfo J.
Estimado en Cristo, Adolfo:
En verdad me alegra que te tomes el tiempo de
consultar si lo que has pensado es lo mejor. Creo que el hecho de recordar el
ambiente de guerra en tu hogar, cuando eras pequeño, te hace temer que ese
patrón conductual se repita.
Uno de los fines del matrimonio es la ayuda mutua. Es
decir, nos hemos casado para superarnos juntos. Cada uno ayudará al otro en
donde tenga alguna debilidad. Tú quieres que tu esposa cambie su mal carácter,
y no has sabido ayudarla; tal vez has hecho lo contrario, y ahora se encuentran
encerrados en un círculo vicioso. Tú puedes influir en ella de tres formas:
- Imponiéndote
- Modelando lo que quieres.
- Provocando que ella internalice los valores que la harán mejor persona como mujer, como esposa y madre.
Vamos a descartar la primera opción; sus resultados,
aunque son aparentemente inmediatos, generan resentimientos y venganza. Es un
método reprobado. La segunda, requiere esfuerzo, autodominio y capacidad para
elegir tus reacciones… tú cambias para bien, y ella modifica su relación
contigo.
La tercera es
la mejor: resulta en que la otra persona actúe en base a sus verdaderas
convicciones. Sabemos que nadie aspira a lo que no conoce, y por ello es
necesario prepararse. Motívala a asistir a un Curso de Iglesia, en donde se
hable de desarrollo humano, emocional y espiritual.
Me parece que no eres un cobarde; solo los cobardes
son capaces de golpear a una mujer. Tirar la toalla y decir que te vas, es una
solución práctica, pero engañosa. Con ello, no sólo te perjudicarás, sino que
lastimarás a tus hijos. Tampoco debes quedarte a seguir igual. Tu familia te
necesita; decídete a dar el primer paso hacia un ambiente de paz.
Te comparto esta reflexión que circula en Internet,
comentada por varios autores:
El dueño de
una empresa gritó al administrador porque estaba enojado en ese momento. El
administrador llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de gastar
demasiado. Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato. La empleada
dio una patada al perro porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y
mordió a una señora que pasaba por la banqueta. Esa señora fue al hospital y
gritó al joven médico porque le dolió la vacuna aplicada. El médico llegó a su
casa y gritó a su madre porque la comida no era de su agrado. Su madre le
acarició sus cabellos, diciéndole:
“Hijo
querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás
cansado y necesitas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu
cama por otras bien limpias, para que puedas descansar. Mañana te sentirás
mejor”.
Bendijo a su
hijo y abandonó la habitación. En ese momento, se interrumpió el círculo del
odio porque chocó con la tolerancia, la dulzura, el perdón y el amor.
Lupita Venegas/Psicóloga
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