Lic. Lupita:
Tuve el gusto de tomar el Curso “Despierta, Mujer dormida”, que usted
impartió en el Templo Belén de Jesús, y estoy muy llena del deseo de ser mejor
mujer, esposa y madre. Pero me queda la duda de porqué no se da este tipo de
cursos a los hombres. Ellos siguen siendo machos, exigiendo de mala manera las
cosas, y no cambian. Ellos también deberían querer ser mejores hombres, esposos
y padres. Solo que tal vez no hay cursos para ellos porque sería perder el
tiempo. ¿Qué puede decirme al respecto?
Vanessa
Querida Vane:
El primer paso para mejorar al mundo es el trabajo por
la propia mejora personal. Tú has empezado ya y esto es antecedente para que
veas cambios muy positivos en quienes te rodean.
Es verdad que en la actualidad existen más ofertas de
desarrollo humano dirigidas a la mujer que al hombre. Acaso esto responda a
nuestra propia psicología diferenciada: en general, las mujeres son más
reflexivas y gustan de profundizar en el sentido de sus vidas. Los hombres
modernos tienden a ser más prácticos y simples.
No obstante, en la base antropológica de ambos existe
el anhelo de trascendencia y la misión exclusivamente humana de la “búsqueda de
sentido”. San Juan de la Cruz describe magistralmente lo que sucede al hombre
que no busca con sinceridad la verdad sobre el sentido de su vida. Dice que
cuando un hombre quiere saciar sus apetitos sin mayor reflexión, es como el
que, “teniendo hambre, abre la boca para hartarse de viento y, en lugar de
hartarse, se seca más, porque aquél no es su manjar”.
El hombre está hecho para dignificarse. Es una
creatura inacabada. Si observamos a los animales, por ejemplo, nacen con pelaje
y plumaje porque para ellos no está la misión de aprender a vestirse. En el
cuerpo humano, en cambio, hay un “inacabamiento”, inscribiendo así la tarea de
ir desarrollando todas aquellas capacidades que recibió en semilla.
Aquél que elige no crecer, sino acomodarse a una vida
sin exigencias y darle gusto a sus apetitos, poco a poco va perdiendo dignidad
y se animaliza; éste es el “macho”, pseudo-hombre egoísta, que pide todo para
sí y se olvida de quienes más debería de amar: su mujer y sus hijos.
Hay un camino seguro para dejar el machismo atrás:
Prepararse
Sin una visión clara de su misión como hombre, esposo
y padre de familia, de la necesidad de alimentar tanto a su cuerpo como a su
espíritu, el varón cae hasta donde cayó Adán: esposo ausente, que no protegió a
su mujer cuando fue tentada. Éste es y ha sido el punto débil del hombre: “no
estar”. Existe un miedo a proveer, a ser responsable y a dirigir una familia.
Al no realizar sus funciones, el hombre entorpece el Plan de Dios para los hogares,
y sobreviene su colapso y destrucción.
Señores: no tengan miedo de aprender nuevas formas de
enfrentar las relaciones humanas; las relaciones con Dios, con los demás y
consigo mismos. Estamos demasiado bombardeados por mentiras acerca de las
fuentes de felicidad, y muy cerrados a Dios, fuente de vida y verdad.
Las estadísticas demuestran que los hombres que se
interesan por su desarrollo personal integral, gustan de estos Cursos y se
comprometen en su seguimiento, aún más responsablemente que las mujeres. Nada
pierden y mucho pueden ganar si acuden a los Cursos, Retiros, Ejercicios
Espirituales, Conferencias y Talleres que ofrece la Iglesia. ¡Aprovéchenlos!
Lupita Venegas/Psicóloga
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