miércoles, 28 de octubre de 2015

El Mal se disfraza de Bien: HALLOWEEN

Muchas familias mexicanas nos dejamos llevar por la moda y entramos al gran mundo de consumidores quienes, año con año, compran todo tipo de enseres para vivir una divertida Noche de brujas. Los Medios de Comunicación se llenan de contenidos de este tipo: brujas, monstruos, muerte, misterio nocturno, oscuridad, diablos, zombis, etc. Y en los ambientes de niños, jóvenes y adultos se preparan las fiestas de disfraces haciendo eco a todos estos temas de inframundo.

 Sin saber lo que hacemos, alentamos una fiesta pagana que se anticipa a dos momentos clave en la vida de las comunidades católicas: el Día de Todos los Santos y el Día de Muertos.



La palabra Halloween, que viene del inglés antiguo, significa All hallow’s eve, y quiere decir Víspera de todos los santos. Indica que se trata de la noche anterior a una celebración eminentemente religiosa por la que reflexionamos en la vida de los santos y meditamos sobre las virtudes heroicas que vivieron

El Papa nos dice: “Al rezar por los muertos, la Iglesia contempla, sobre todo, el Misterio de la Resurrección de Cristo, que por su Cruz nos obtiene la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres”. El 2 de noviembre oramos de forma especial por nuestros familiares y amigos que ya han muerto.

Pero este sentido trascendente ha ido perdiéndose. Las sociedades estamos volviendo al paganismo. Hay una especie de tsunami de agnosticismo que debora nuestros valores religiosos, con sus sanas tradiciones y edificantes costumbres. Hagamos conciencia de que el Mal se presenta siempre como Bien. La astucia del enemigo de Dios consiste precisamente en aparecer como ángel de luz. Es tan agradable la tentación, que nadie sospecharía, sin una buena formación, que detrás de ella se oculta una trampa de muerte.

Existen ocho fiestas satánicas importantes, y la más alta de ellas es la fiesta de Samhain o Halloween, del 31 de octubre, en la que se conmemora el año nuevo satánico. Aunque nosotros no busquemos, bajo ningún punto de vista, adorar a Satanás, sí estamos alentando el miedo (aunque todo parezca un juego) y desalentando la fe.


No se trata de agredir a quienes practican estas costumbres, pero sí de ser cristianos congruentes. Recordemos el principio que dice: “Si alimentas tu fe, harás que tu miedo muera de hambre”.

miércoles, 21 de octubre de 2015

VARÓN: NO TENGAS MIEDO DE APRENDER A SER MEJOR

Lic. Lupita:
Tuve el gusto de tomar el Curso “Despierta, Mujer dormida”, que usted impartió en el Templo Belén de Jesús, y estoy muy llena del deseo de ser mejor mujer, esposa y madre. Pero me queda la duda de porqué no se da este tipo de cursos a los hombres. Ellos siguen siendo machos, exigiendo de mala manera las cosas, y no cambian. Ellos también deberían querer ser mejores hombres, esposos y padres. Solo que tal vez no hay cursos para ellos porque sería perder el tiempo. ¿Qué puede decirme al respecto?
Vanessa



Querida Vane:
El primer paso para mejorar al mundo es el trabajo por la propia mejora personal. Tú has empezado ya y esto es antecedente para que veas cambios muy positivos en quienes te rodean.

Es verdad que en la actualidad existen más ofertas de desarrollo humano dirigidas a la mujer que al hombre. Acaso esto responda a nuestra propia psicología diferenciada: en general, las mujeres son más reflexivas y gustan de profundizar en el sentido de sus vidas. Los hombres modernos tienden a ser más prácticos y simples.

No obstante, en la base antropológica de ambos existe el anhelo de trascendencia y la misión exclusivamente humana de la “búsqueda de sentido”. San Juan de la Cruz describe magistralmente lo que sucede al hombre que no busca con sinceridad la verdad sobre el sentido de su vida. Dice que cuando un hombre quiere saciar sus apetitos sin mayor reflexión, es como el que, “teniendo hambre, abre la boca para hartarse de viento y, en lugar de hartarse, se seca más, porque aquél no es su manjar”.

El hombre está hecho para dignificarse. Es una creatura inacabada. Si observamos a los animales, por ejemplo, nacen con pelaje y plumaje porque para ellos no está la misión de aprender a vestirse. En el cuerpo humano, en cambio, hay un “inacabamiento”, inscribiendo así la tarea de ir desarrollando todas aquellas capacidades que recibió en semilla.

Aquél que elige no crecer, sino acomodarse a una vida sin exigencias y darle gusto a sus apetitos, poco a poco va perdiendo dignidad y se animaliza; éste es el “macho”, pseudo-hombre egoísta, que pide todo para sí y se olvida de quienes más debería de amar: su mujer y sus hijos.
Hay un camino seguro para dejar el machismo atrás: Prepararse

Sin una visión clara de su misión como hombre, esposo y padre de familia, de la necesidad de alimentar tanto a su cuerpo como a su espíritu, el varón cae hasta donde cayó Adán: esposo ausente, que no protegió a su mujer cuando fue tentada. Éste es y ha sido el punto débil del hombre: “no estar”. Existe un miedo a proveer, a ser responsable y a dirigir una familia. Al no realizar sus funciones, el hombre entorpece el Plan de Dios para los hogares, y sobreviene su colapso y destrucción.

Señores: no tengan miedo de aprender nuevas formas de enfrentar las relaciones humanas; las relaciones con Dios, con los demás y consigo mismos. Estamos demasiado bombardeados por mentiras acerca de las fuentes de felicidad, y muy cerrados a Dios, fuente de vida y verdad.


Las estadísticas demuestran que los hombres que se interesan por su desarrollo personal integral, gustan de estos Cursos y se comprometen en su seguimiento, aún más responsablemente que las mujeres. Nada pierden y mucho pueden ganar si acuden a los Cursos, Retiros, Ejercicios Espirituales, Conferencias y Talleres que ofrece la Iglesia. ¡Aprovéchenlos! 

Lupita Venegas/Psicóloga 
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miércoles, 14 de octubre de 2015

LA FE Y EL AMOR SE NECESITAN MUTUAMENTE

Lupita:
Estoy atravesando una situación difícil. Amo a un hombre que ha sido mi amigo desde hace muchos años; está casado pero su matrimonio no va bien. Lleva ocho años con su esposa y tiene dos hijos. Por mi parte, tengo dos hijas y acabo de divorciarme, después de 10 años de matrimonio. Él despertó en mí la pasión: me sentí muy bien con las cosas que me decía; me trataba con cariño, mientras mi esposo solo me dedicaba malos tratos.

Yo creo en el matrimonio y soy católica. Pero mi esposo no me demostraba su amor. Ahora que me separé, quiero casarme con esta persona. Pero él no ha roto su relación y solo me dice que está confundido. Me siento decepcionada, pues no es capaz de dejar a su mujer; cosa que yo sí hice por él. ¿Será que él no me ama? Me siento engañada, sola, triste.
María





Querida María:
Reconozco tu sincero deseo de amar y ser amada. ¡Todos hemos sido creados para ello! Sin embargo, experimentas un gran vacío porque no has comprendido a ciencia cierta lo que es el amor. No es congruente decir: creo en el matrimonio y soy católica, pero quiero estar bien con mi amante. Cristo mismo habla del adulterio como una conducta que aleja al hombre de la voluntad de Dios y es germen de amargura.

Ser católico implica una renuncia gozosa de nuestros impulsos para dar paso al amor verdadero, ese amor que quiere y promueve el bien objetivo del ser amado. La capacidad para amar de esta forma, nos la brinda la fe.

El papa Benedicto XVI publicó la Carta Apostólica Porta Fidel, con la que convocó a vivir el Año de la Fe. En ella nos dice: “La fe sin la caridad (el amor) no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente”.

 Te invito a leer con fe el Pasaje de la Samaritana (Jn. 4, 5-42). Una mujer que había vivido de forma pagana, se encontraba sedienta y cansada. Al hablar con Jesucristo, siente su Amor y escucha el llamado a saciar su sed en Él. Entonces lo reconoce como Señor, transforma su vida y se convierte en una gran evangelizadora, y su anuncio alcanza a muchos otros que vivían sin conocer el don de Dios.

No dudes de que lo mejor para tus hijas es la unidad de sus padres. Deja que quien es tu amante cumpla su promesa de amor con su esposa e hijos, y haz tú lo mismo. Amar no es una pasión pasajera; es una pasión por Cristo, que quiere que te esfuerces y cumplas tu promesa esponsal. Tú sabes lo que ha fallado en tu relación; corrígelo. Una mujer de fe, sabe obtener lo mejor de su hombre, brindando ella lo mejor de sí misma.

 Dos son las cosas de Dios, decía Mahatma Gandhi -quien convocaba a los cristianos a imitar a Cristo-: la verdad y el amor. “La verdad es el fin, y el amor es el camino”.


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miércoles, 7 de octubre de 2015

LA ROMERÍA, ¿SENTIMENTALISMO O VIDA EN GRACIA?


Lic. Lupita:

Mis padres son danzantes, y desde hace muchos años toda la familia se ha dedicado a bailar a la Virgen, especialmente en la Romería de Zapopan. Ellos quieren que mis hermanos y yo seamos danzantes también. Yo he ido varios años, pero mis hermanos no quieren ir. Procuré convencerlos, mas ellos preguntaron ¿de qué sirve ser danzantes si vivimos una vida sin Dios? Mi padre es alcohólico y mi madre cree en la magia. Yo acabo de terminar mi preparación para la Confirmación y sé que estas cosas son incompatibles con la fe católica. Entonces mis hermanos tienen razón. ¿Vale la pena seguir la tradición si ni siquiera sabemos lo que significa bailar a la Virgen?
Ernestina G.


Querida Tina:

La juventud actual cuestiona nuestra falta de congruencia como adultos. Reconozco que tienes razón al decir que una costumbre piadosa es absurda cuando no se le da el verdadero sentido. Antonio Royo Marín sostiene que la re-cristianización del mundo debe sustentarse en el tripeé de los cursillistas: piedad, estudio y acción.

 El Papa Benedicto XVI promovió el año de la fe porque observó con claridad la falta tan grande que nos hace renovar nuestra relación con un Dios que se nos ha revelado y que nos ha dicho con amor lo que espera de nosotros. La verdadera piedad no es un sentimentalismo barato ni puede quedarse en un formalismo de rutina, sino que debe promover la auténtica vida de Gracia, consciente y creciente.

 Existen falsos conceptos de piedad que debemos erradicar:
  1. La piedad del cristiano no es una búsqueda de la propia salvación olvidando la salvación de los demás. Hay quienes se sobrecargan de novenas, santos, escapularios, procesiones… pero sus vidas transcurren entre errores de fe y elecciones morales erradas. Éste, tal vez, es el caso de tus padres, quienes hacen actos de piedad que lucen frondosos a los demás, pero carecen de su verdadero sentido y siguen presos de vicios dañinos
  2. No es la vivencia de una rutina que se practica como “amuleto de la suerte”. Algunos se creen muy devotos porque realizan prácticas de piedad que acaso están de moda, como las misas de viernes primero, o los primeros sábados de mes; o la misa de la Divina Providencia, romerías y peregrinaciones a diversos santuarios. No obstante, con imágenes de la Virgen y todo, acuden a adivinos o practican ritos de la Nueva Era, poniendo su confianza en otros dioses fuera de la Santísima Trinidad que nos reveló Jesucristo.
  3. No es farisaica. Muchos católicos se ufanan de ser muy fieles al rezo del Rosario, las novenas, la devoción a algún santo especial, y viven criticando a los demás, en una falta total de caridad.


 Nada de esto es una auténtica piedad. Por el estudio (mismo que tú acabas de vivir en tu proceso de preparación a la Confirmación), conocemos el verdadero sentido de estos actos. La piedad ha de ser un medio que nos ayuda, por ritos exteriores, a perfeccionar nuestra vida interior. Todo aquel que acude a la Romería de Zapopan, por ejemplo, debe comprometerse a una vida de Sacramentos, a una “vida de Gracia consciente y creciente” (Royo Marín).

 Acepta que tus hermanos tienen razón en sus argumentos, pero pídeles que no dejen morir esta bellísima tradición. No se trata de afirmar cómodamente: “lo hacemos mal y dejaremos de hacerlo”; es mejor buscar la voluntad de Dios, que seguramente inspira al esfuerzo heroico: “lo hacemos mal y podemos hacerlo bien, ¡preparémonos para darle a Dios lo mejor!”


Lupita Venegas/Psicóloga 
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