Licenciada Lupita:
Mi caso ya es desesperado. ¿Qué puedo hacer si mi esposo es la persona
que más alucino en este mundo? Para él yo soy la más insufrible compañía, la
persona más mentirosa y la más odiosa.
El hombre que se supone que ha de protegerme y amarme, se la pasa
humillándome. No ha llegado a los golpes, pero supongo que eso es lo que sigue.
Ya se había ido, y regresó; pero todo sigue igual. En estos momentos, ya sólo
busco vengarme de todas las que me hace. Me cansé de ser tan tonta. Él no ha
borrado un video que me tomó una vez que peleamos; yo sí borré los mensajes
ofensivos que me enviaba. Entre los dos ya no hay respeto, confianza y mucho
menos cariño. Esto se acabó, y estoy buscando un abogado. No voy a Misa ya. ¿Para
qué?; nada tengo que agradecer a Dios.
Amparo
Querida Amparo:
La desesperación te hace quebradiza; la esperanza te
hace fuerte.
Puedo sentir tu profunda frustración. Convives con un
hombre al que ya no soportas, y creo que si pudiéramos escucharle también a él,
usaría casi las mismas palabras que tú para referirse a ti.
El estar pidiendo un abogado significa que gritas por
ayuda. Quieres a alguien que venga a poner fin a sus diferencias y buscas la
paz de tu corazón. Supongo que antes contactaste a otros terceros que pudieran
ayudar: un amigo, un confidente, un familiar, un sacerdote, un terapeuta. Tal
vez lo has intentado todo, incluso la separación.
Ustedes parecen estar enredados, ya, en una trama de
competencia y de venganza. Esto es la guerra, y una guerra no se acaba sin la
buena voluntad de ambas partes, que deciden libremente ceder en algo.
Hay dos fuertes enemigos frente a frente, y no son tú y
tu esposo; sino su egoísmo y su amor. El egoísmo busca ganar sin importar el
costo, y el amor quiere ceder engendrando el bien de la relación, de los hijos
y de las propias personas involucradas en el conflicto. Esto implica
sacrificio.
Respecto del amor, Michel Esparza -Doctor en
Filosofía- sostiene que la verdad de éste tiene que ver con obras y con
intenciones. “Amamos de verdad si somos movidos por intenciones rectas y si
nuestras obras avalan nuestro amor”. El amor bien entendido tiene dos cualidades:
la capacidad de sacrificio y el respeto a la libertad del otro. No puedes
forzar al otro a que te ame, pero sí puedes decidirte a amar tú.
Has mencionado tres elementos básicos en una relación
conyugal que, cuando no existen, todo se desploma: respeto, confianza y cariño.
Estos tres componentes vitales del amor tienen una
peculiaridad: deben darse cuando se piden. Prácticamente es imposible
obtenerlos si no los hemos regalado primero. Decídete ya a dar tú estas tres
cosas; actúa. Respétalo, muestra tu confianza en él y, venciéndote por amor a
Cristo, sé cariñosa y evita juzgar. Una vez que hayas empezado, puedes pedir
con amor que él te respete y confíe en ti. Los dos deberán esforzarse
libremente para que puedan caminar juntos.
Para iniciar un camino de sanación emocional y
espiritual de su relación, será necesario re-establecer una relación con Dios,
única fuente de amor verdadero. Lejos de Él, se hace imposible comprender y
perdonar.
Tu matrimonio, puede y debe ser rescatado. Si no están
dispuestos a pedir ayuda, al menos comprométanse a acudir a conferencias,
cursos y talleres sobre comunicación, manejo de conflictos y otros temas que
les permitan ver con más claridad las soluciones.
Lupita Venegas/Psicóloga
www.valoraradio.org
Twitter: @LupitaVenegasDC
Facebook: www.facebook.com/LupitaVenegasOFICIAL
Correo: desdeelcorazon@valoraradio.org
gracias por el consejo, yo también lo necesito!
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