Licenciada Lupita:
Mi esposa y yo estamos en un grupo del Movimiento Familiar Cristiano.
Damos gracias a Dios por permitir tanto bien en nuestras vidas. Siempre
tratamos de aprender y de hacer lo mejor que podemos en nuestra casa. Pero
ahora enfrentamos una situación especial con nuestros hijos de 15 y 17 años:
son apáticos. Nada les motiva; se pasan el día tirados frente a la TV; son
flojos para las tareas escolares; no se arreglan. Nos preguntamos si están
viviendo alguna forma de depresión, y no sabemos cómo ayudarlos.
Julio G.
Muy estimado Julio:
Nuestra Sociedad se caracteriza por una especie de
desbordamiento de la afectividad. De forma particular, los adolescentes se
dejan dominar por sus sentimientos. Hacen “lo que tienen ganas” y dejan de
hacer lo que no les apetece. La reflexión acerca de las consecuencias queda
bajo tierra, y no recurren a ella porque, entre otras cosas, requiere esfuerzo.
Ahora bien, los padres que influyen en sus hijos, son
ejemplares. Esto es, los papás modelan para sus hijos las virtudes que quieren
que ellos vivan. ¿Los quieren ver activos, motivados, con intereses?
Pregúntense si es esto lo que ustedes dos, como padres, están viviendo. Si
encuentran que abusan de la TV o que faltan actividades atractivas qué realizar
en familia, es tiempo de ponerse “manos a la obra”.
Conviene que en los hogares existan dos grandes ejes
que evitarán que los hijos dependan sólo de emociones: un horario y una
afición. Si antes no lo han practicado, siempre existe la oportunidad de
empezar.
En primer lugar acérquense a sus hijos de forma que a
ellos les agrade. Pueden sorprenderlos un día al llegar con boletos para el
cine, por ejemplo. O llegar con una película que quieran ver junto con ellos.
Investiguen sus intereses y muéstrense interesados por ellos.
Enseguida, lleven a cabo una reunión familiar en la
que tu esposa y tú hablen sinceramente de su amor a sus hijos, su deseo del
éxito en sus vidas y la necesidad de hacer cambios en la dinámica familiar;
establezcan un par de reglas claras. Hablen con mucho respeto y esmérense en
hacer sentir a sus adolescentes que los aman
Habrá un horario qué cumplir en cuanto a la hora de
despertar, tiempo de ejercicio o deporte, tiempo para lectura, tiempo para TV,
momentos de ayuda y/o actividad en casa. Y, por otra parte, apóyenlos en alguna
afición hacia la que se sientan atraídos: lectura, deporte, colecciones,
habilidades artísticas, etc.
En casa están viviendo un círculo vicioso, y la única
forma de salir de él es esforzándose en experimentar algo nuevo, diferente, que
desde luego implica esfuerzo y decisión. Aníbal Cuevas, orientador familiar,
hace las siguientes recomendaciones en su excelente Libro La felicidad de andar por casa.
Efectivamente, un horario estable y unas aficiones que
llenen el tiempo libre ayudan a superar con éxito la etapa de la adolescencia
y, además, crean hábitos que ayudarán en la maduración personal y a disfrutar
de la vida. Pasar el tiempo, empezar algo y no acabarlo o pasarse el día
tumbado, genera una tendencia a la desmotivación y al abandono personal.
Lupita Venegas/Psicóloga
www.valoraradio.org
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