miércoles, 21 de enero de 2015

¿EXISTE LA VERDADERA AMISTAD?

Lupita:

No sé si usted pueda orientarme. Me siento triste y enojada a la vez. Tenía un grupo de supuestas amigas que, en cuanto yo me iba de las reuniones, empezaban a hablar mal de mí. Era un grupo difícil, en el que siempre hablábamos de la ausente. Yo no pensé que pasara lo mismo conmigo; ¡qué tonta fui!

 Ahora estoy en medio de un chisme en el que no tengo nada qué ver. Que si yo le dije al novio de la otra, que si él la dejó por mi culpa… Juro que son solo malos entendidos. ¿Existe la verdadera amistad? Quisiera olvidarme de ellas, pero no puedo.
Aurora L.




Querida Aurora:

     Estás en el umbral de un aprendizaje muy significativo. A veces, es con dolor como la vida nos enseña sus secretos de éxito. Ovidio, un poeta latino, decía que los amigos no se hacen, se reconocen.

Si quieres tener amigos, primero tienes que serlo. Ésta es tu oportunidad para demostrar que eres amiga en verdad. Ser implacable rompe con las amistades. Tú misma has cometido el error de hablar “a espaldas” de quienes supuestamente son tus amigas. Hay que saber aceptar los errores y defectos de los demás.

Desde luego que en la verdadera amistad se requiere el esfuerzo y compromiso real en dos aspectos:

1) Salir de uno mismo. Dejar atrás el egoísmo, la pedantería, el miedo a entregarnos a otro y aprender a confiar.

2) Querer el bien para el otro. Buscar el bien objetivo a largo plazo, lo cual implica generosidad y desprendimiento.

Muchas dificultades surgen de los conceptos erróneos que tenemos sobre los temas fundamentales de la vida: felicidad, amor, libertad, amistad.

 Algunos creen que la amistad es algo trivial (amigos van, amigos vienen), o que se da mientras el otro “me sirve”. Todos estos conceptos son equívocos. La naturaleza humana necesita de la amistad. El mismo Cristo tuvo amigos, y de entre ellos, un grupo íntimo: Pedro, Santiago y Juan. Un hombre sin amigos no puede realizarse. Ser amigo verdadero es ayudar a otro a corregir sus defectos y a mejorar como persona.

     Sin duda, en este mundo real, existen amistades que hacen daño. A éstos les llamamos cómplices; se juntan para perjudicarse. Los refranes populares nos advierten: “Dime con quién andas y te diré quién eres”, o bien: “Quien con lobos anda, a aullar se enseña”.

Llegó el momento en que no debes dejarte influir, sino liderar a tu grupo de amigas. Háblales del dolor que causan el chisme y la difamación. Diles que quieres cambiar y buscar el bien de todas.

Toma la decisión de perfeccionarte como persona. El Papa Emérito Benedicto XVI nos invitó a reflexionar frente a esta gran maraña de anti-valores, diciendo: “Mantener lo difícil como parámetro con el que los hombres tienen que medirse una y otra vez, es una misión necesaria para que no se produzcan más caídas”.


Compórtate como la amiga que comprende, acepta y perdona.


En alguna ocasión, una mujer cayó en depresión. Sus muchos amigos y conocidos se acercaban para animarla; pero, cansados de su conversación pesimista, todos fueron alejándose, excepto dos de ellos que permanecieron a su lado paciente y prudentemente, tanto como fue necesario. Ella pudo reconocer entonces a sus dos verdaderos amigos.



Lupita Venegas Leiva/Psicóloga www.valoraradio.org          
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