Muy querida Lupita:
Han venido a visitarnos los Testigos de Jehová y los recibimos
amablemente porque así creemos que debe ser. Al principio nos compartieron muy
buenos deseos y nos hablaron de una Humanidad mejor si obedecíamos a Dios, pero
terminaron confundiéndonos, al decirnos que la Iglesia es una astucia de
Satanás para alejarnos de Dios, que en realidad se llama Jehová, y que Jesús no
es Dios, sino un dios. Además, afirman que no hay infierno.
Ellos saben mucho de la Biblia, a la cual hacen continuas referencias,
y eso nos hace albergar dudas. Hemos acudido a nuestro Párroco; pero, al
parecer, no tiene tiempo de atendernos, y nos quedamos peor que antes. ¿Cómo y
qué podemos responder a estas personas tan insistentes?
Gabriela
Querida Gaby:
El fundador de los Testigos de Jehová fue un
norteamericano nacido en 1852 en Pittsburg, Pennsylvania. Su nombre, Charles
Taze Russel. Él se consideraba a sí mismo como uno de los siete mensajeros que
Dios había destinado para iluminar a los que viven en tinieblas.
Durante su vida compareció ante los tribunales por una
demanda de divorcio de su esposa, que alegaba maltrato e infidelidad; y en
varias ocasiones, fue acusado de vender fraudulentamente trigo y remedios
milagrosos.
Entre otras cosas, profetizó la segunda venida de
Cristo en 1914. Fundó la revista “Watchtower”, que a nuestro idioma han
traducido como “Atalaya”.
Tras su muerte, lo sucedió un tal Rutherford en 1916,
el cual aplazó la segunda venida de Cristo para 1918, lo cual, por supuesto, no
sucedió, pero ellos dieron una explicación espiritual a estos sucesos.
Para los testigos, el principal enemigo de Dios y de
la Sociedad es la Iglesia Católica, a la cual denominan la madre de todas las
abominaciones que hay en la Tierra.
Contrariamente a lo que podría pensarse, los miembros
de esta secta tienen muy poca preparación bíblica, pues sólo se aprenden de
memoria algunos pasajes y los citan totalmente fuera de contexto, llegando a
conclusiones distorsionadas y, en algunos casos, hasta caricaturescas.
Para saber realmente qué dice la Biblia, debemos
examinar en todos sus pasajes referentes a un tema concreto y leerlos en clave
de Cristo. El Antiguo Testamento se explica con el Nuevo, y viceversa.
La Biblia, que contiene la Revelación de las verdades
divinas de nuestra fe, no es un libro que cada quien puede interpretar a su
antojo, sino que ha estado sujeta al Magisterio de la Iglesia Católica, sus
exégetas o intérpretes; de ahí que sea necesario autentificar el contenido de
cada una de sus ediciones mediante un “Imprimátur”; es decir, la constancia y
aprobación de que se trata del libro apegado a la verdad y la tradición de la
Iglesia.
Es por eso que se recomienda a los católicos que,
cuando abran por primera vez este libro sagrado, verifiquen si cuenta con esa
autorización concedida por la jerarquía eclesiástica.
Los Testigos de Jehová hacen sus propias ediciones
bíblicas, llenas de modificaciones y alteraciones, con las que cambian por
completo el sentido de lo que dice el texto original.
Por lo tanto, la mejor recomendación para lidiar con
ellos es tener a la mano una Biblia católica y el Catecismo de la Iglesia
Católica, cuyo contenido es capaz de resolver cualquier duda referida a nuestra
fe.
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