Querida Lupita:
Vivimos en una zona muy difícil y llena de problemas de drogadicción.
Yo estaba tranquila de saber que mi hijo se iba a las canchas a jugar básquet,
pero resulta que ahí les regalaban bolsitas con tachas, marihuana, coca y de
todo. Mi hijo empezó a comportarse muy raro, y hasta dejó la escuela.
Han sido dos años horripilantes; no puedo describir lo que él hace y lo
que yo siento. Estoy sola en esto, pues soy madre soltera por convicción. Mas
ahora estoy arrepentida y confundida. Me roba desde hace mucho, y ayer me
golpeó por primera vez. Crié un monstruo; no sé en qué me equivoqué.
Marianela
Estimada Marianela:
Te abrazo fuertemente y lloro contigo. El desgaste
emocional que supone el acompañamiento y cercanía de un adicto es
indescriptible. Recuerda que se vale llorar; es importante que expreses tu
frustración y dolor sanamente; luego sécate las lágrimas y empieza de nuevo.
Platiqué con un joven que acababa de salir de su rehabilitación.
Consumía drogas desde los 12 años, y a los 18 por fin permitió que le ayudaran.
Hoy tiene 20 años, está limpio y me ha confesado con dolor: “¡Cuánta falta me
hizo mi padre!”
Una situación que debe cambiar radicalmente en nuestro
México, es esa estadística que nos posiciona entre los primeros países con
madres solteras en el mundo. Una mujer que decide tener un hijo para ella, sin
el deseo de formar familia con el hombre al que ama, se olvida de que los hijos
no son un derecho, sino un don, y que ellos, por su parte, sí tienen el derecho
de contar con dos padres que se amen y le amen.
Pero hablemos ahora de tu realidad actual. Estás
frente a un hijo adicto, y Dios quiere sanarlo y sanarte. Déjate amar por Él.
Tu primer paso será cambiar tú misma. Busca apoyo en los grupos ALANÓN y en
otros grupos de Iglesia que sabrán orientarte sabiamente.
Aprenderás a poner límites claros y sin amenazas ni
chantajes; deberás ser firme con las decisiones que tomarás valientemente para
su bien. Cuando sepas hacerlo y te sientas segura de que haces lo correcto,
procederás asertivamente y provocarás que sea tu propio hijo el que pida ayuda.
Éste es el momento ideal para acercarlo a una desintoxicación.
Hay muchos grupos privados y de acción social que ayudan.
Tenemos, por ejemplo, a “Barrios Unidos en Cristo”; también la labor
extraordinaria de la Parroquia de San Bernardo, entre muchos otros.
En nuestra ciudad se reportan zonas con un alto índice
de consumo de drogas. Es cierto que para inducir a nuestros hijos se las
ofrecen regaladas en un principio; y después, cuando se hacen consumidores, les
piden que ellos sean distribuidores para seguir obteniendo su “dosis”. Hay que
hablar con nuestros hijos y prevenir que puedan caer en esas siniestras redes;
y, a la vez, tratar de poner en práctica estas sugerencias:
- · Procurar mantener el matrimonio unido y en armonía (hay Cursos, Conferencias, Retiros que en mucho fortalecen el vínculo matrimonial).
- · Mantener una relación cercana con Cristo, especialmente si se trata de madres solteras o papás solos (los Retiros, Clases de Biblia y/o Cursillos de Cristiandad son una opción excelente).
- · Hacer comidas familiares en casa, procurando que reine un ambiente de confianza y respeto (entre más frecuentes, mejor).
- · Ver juntos algunas películas que traten el tema de las adicciones, y comentarlas juntos.
- · Bajar drásticamente el tiempo que ellos pasan frente a la televisión o en Internet.
A ti, Marianela, te dejo con la frase que aprendí de
mi amiga Claudia Hernández: “Recuerda que las cosas siempre acaban bien; si en
este momento están mal, es porque no han acabado”.
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