Lupita:
Tengo ocho años de casada, y dos hijos. Sé que el amor es una decisión,
y por eso necesito separarme de mi esposo: él decidió no amarme desde
los siete meses de casados. Ya no me chuleaba ni me abrazaba tanto como
cuando éramos novios. Yo lloraba y le preguntaba por qué, y él me decía:
“Déjame descansar”. Ya no le escuchaba cosas lindas. Me resigné a vivir así, aunque
le he pedido de mil formas que necesito sus caricias.
Nunca ha cambiado ni mejorado. No me demuestra su amor: me ignora, se
aburre conmigo, le doy flojera. Le dije que no puedo más, y respondió que tengo
razón, que él ha sido un idiota, pero que no lo deje porque estamos casados
para siempre. Pero sigue igual y no cambia. No quiere ir al psicólogo ni con un
sacerdote… solo me dice que no nos separemos. Yo creo que es mejor vivir
separados, que bajo el mismo techo donde él me ignora siempre.
María
Muy estimada en Cristo, María:
Estás atendiendo tanto a tus propios pensamientos, que
no escuchas la voz de tu esposo.
Juan Alberto Etcheverry, en su Libro Las películas de mi mente, sostiene que
el 95% de las batallas del ser humano se libran en su mente. Presenta las seis
dimensiones del pensamiento impulsivo y aporta algunas técnicas útiles para
sanar nuestras tendencias catastróficas o pesimistas. Estas dimensiones son:
1.
La sexual: la persona presenta una inclinación
constante a pensar en el sexo. Es una fijación o vicio del que le cuesta
trabajo salir.
2. La sentimental: la persona
vive anclada en sus sentimientos. Todo le ilusiona o decepciona. Al menor
desprecio se llena de resentimientos. Se considera a sí misma frágil e
impotente.
3. La racional: la persona
calcula todo en su vida, vive haciendo cuentas, piensa en sus intereses y
quiere tener todos los aspectos de su vida bajo control.
4. La negativa: está hablando
de las malas noticias; es ave de mal
agüero, siempre diciendo lo que no va a salir bien, mostrándose pesimista
ante cualquier reto.
5. La fantasiosa: es aquélla
que realiza planes de negocios fantásticos. Sueña con que hará un negocio
millonario sin esfuerzo, logrará el triunfo fácilmente y gastará dinero que aún
no tiene, pero que va a tener, etc.
6.
La policíaca: es quien piensa de forma
desconfiada todo el tiempo. Busca descubrir a los que roban; habla de las
trampas que se hacen en todo; difunde por la Red los “planes secretos” de otras
personas, con los cuales quiere perjudicar a los demás.
Por el contenido y extensión de tu carta –que he
recortado aquí por razón de espacio- puedo
recomendarte la lectura de este libro; en el cual te identifico con el tipo de
pensamiento sentimental impulsivo: tú
has visto casi obsesivamente la falta de detalles de tu esposo, a lo largo de
toda su vida matrimonial. Pero seguramente no te has observado a ti misma:
¿Eres dulce con él?, ¿eres cariñosa?, ¿te has interesado por las cosas que a él
le interesan?, ¿has observado si eres buena para comprender y escuchar?
Sin duda alguna, él debe hacer cambios a favor tuyo,
pero tal vez se los has pedido de la forma más ineficaz: con malos modos,
desesperada y amenazante. Él te quiere, pero no te lo demuestra como tú
quisieras…
El matrimonio es un camino de santificación. Él te
dará lo mejor de sí mismo, una vez que tú emprendas tu propio camino de
perfección cristiana. No es la separación lo que mejorará las cosas, sino la
conciencia de que es en pareja como los matrimonios conquistamos la felicidad y
nos ganamos el Cielo.
Lupita Venegas/Psicóloga
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