miércoles, 29 de julio de 2015

PENSAMIENTO SENTIMENTAL IMPULSIVO

Lupita:

Tengo ocho años de casada, y dos hijos. Sé que el amor es una decisión, y por eso necesito separarme de mi esposo: él decidió no amarme desde los siete meses de casados. Ya no me chuleaba ni me abrazaba tanto como cuando éramos novios. Yo lloraba y le preguntaba por qué, y él me decía: “Déjame descansar”. Ya no le escuchaba cosas lindas. Me resigné a vivir así, aunque le he pedido de mil formas que necesito sus caricias.

Nunca ha cambiado ni mejorado. No me demuestra su amor: me ignora, se aburre conmigo, le doy flojera. Le dije que no puedo más, y respondió que tengo razón, que él ha sido un idiota, pero que no lo deje porque estamos casados para siempre. Pero sigue igual y no cambia. No quiere ir al psicólogo ni con un sacerdote… solo me dice que no nos separemos. Yo creo que es mejor vivir separados, que bajo el mismo techo donde él me ignora siempre.
María



Muy estimada en Cristo, María:
Estás atendiendo tanto a tus propios pensamientos, que no escuchas la voz de tu esposo.

Juan Alberto Etcheverry, en su Libro Las películas de mi mente, sostiene que el 95% de las batallas del ser humano se libran en su mente. Presenta las seis dimensiones del pensamiento impulsivo y aporta algunas técnicas útiles para sanar nuestras tendencias catastróficas o pesimistas. Estas dimensiones son:
1.   La sexual: la persona presenta una inclinación constante a pensar en el sexo. Es una fijación o vicio del que le cuesta trabajo salir.
2.   La sentimental: la persona vive anclada en sus sentimientos. Todo le ilusiona o decepciona. Al menor desprecio se llena de resentimientos. Se considera a sí misma frágil e impotente.
3.   La racional: la persona calcula todo en su vida, vive haciendo cuentas, piensa en sus intereses y quiere tener todos los aspectos de su vida bajo control.
4.   La negativa: está hablando de las malas noticias; es ave de mal agüero, siempre diciendo lo que no va a salir bien, mostrándose pesimista ante cualquier reto.
5.   La fantasiosa: es aquélla que realiza planes de negocios fantásticos. Sueña con que hará un negocio millonario sin esfuerzo, logrará el triunfo fácilmente y gastará dinero que aún no tiene, pero que va a tener, etc.
6.   La policíaca: es quien piensa de forma desconfiada todo el tiempo. Busca descubrir a los que roban; habla de las trampas que se hacen en todo; difunde por la Red los “planes secretos” de otras personas, con los cuales quiere perjudicar a los demás.

Por el contenido y extensión de tu carta –que he recortado aquí por razón de espacio- puedo recomendarte la lectura de este libro; en el cual te identifico con el tipo de pensamiento sentimental impulsivo: tú has visto casi obsesivamente la falta de detalles de tu esposo, a lo largo de toda su vida matrimonial. Pero seguramente no te has observado a ti misma: ¿Eres dulce con él?, ¿eres cariñosa?, ¿te has interesado por las cosas que a él le interesan?, ¿has observado si eres buena para comprender y escuchar?

Sin duda alguna, él debe hacer cambios a favor tuyo, pero tal vez se los has pedido de la forma más ineficaz: con malos modos, desesperada y amenazante. Él te quiere, pero no te lo demuestra como tú quisieras…

El matrimonio es un camino de santificación. Él te dará lo mejor de sí mismo, una vez que tú emprendas tu propio camino de perfección cristiana. No es la separación lo que mejorará las cosas, sino la conciencia de que es en pareja como los matrimonios conquistamos la felicidad y nos ganamos el Cielo.

Lupita Venegas/Psicóloga 
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miércoles, 22 de julio de 2015

LA IRA ES UNA CULPA EXAGERADA

Licenciada Lupita:
Tengo un fuerte deseo de cambiar… pero algo me lo impide. Mi mujer me ha pedido el divorcio, y hasta ahora me doy cuenta de que mi carácter iracundo me ha llevado a este resultado. No quiero perder a mi familia, y quisiera decirle que voy a cambiar. Pero ellos no me lo creen y tengo miedo de no poder hacerlo. Soy impulsivo y hablo fuerte. Mi mujer me dice que asusto a mis hijos, y eso me parecía una exageración. Pero en el fondo, sí me doy cuenta de que a ellos les estoy afectando. No encuentro la salida para este carácter que tengo. Yo no sé otra forma de comportarme, aunque sí quiero ser distinto. Creo que yo no debí haber nacido… sólo he provocado dolor en los que debería querer.
Roberto





Estimado en Cristo, Roberto:
Aquí solo aparece un extracto de tu carta. En ella me das muchas razones por las cuales consideras que nadie debe quererte o valorarte. Este modelo de pensamiento está en la base del temperamento iracundo. Es tu forma de pensar acerca de ti mismo lo que hace que no puedas dominarte.

Experimentas muchas culpas, pero de modo neurótico, y la ira es, en sí, una culpa exagerada. La culpa cristiana es saludable. Por ella tú reconoces una falta y le pides a Dios, con todo tu corazón, que te ayude a superarte. El Señor te concede virtud cuando la pides sinceramente y pones algo de tu parte.

Es equívoco pensar que no podemos cambiar. Si descubrimos que tenemos un defecto de carácter o un vicio en nuestra personalidad, debemos entrenarnos en la virtud que le es contraria. La ira es una viva y desordenada pasión del alma, que nos impulsa a repeler con violencia lo que nos desagrada. La mansedumbre es la virtud opuesta, y consiste en dominar todo movimiento de cólera e impaciencia.

La Palabra de Dios está llena de invitaciones a la paz interior y el dominio de la ira:
“El genio, pronto hace necedades; el hombre reflexivo, aguanta” (Prov. 14,17).
“No te dejes llevar por el enojo, pues el enojo reside en el pecho de los necios” (Ec. 7,9).
“El hombre violento provoca disputas; el tardo a la ira aplaca las querellas” (Prov. 15,18).
“Sea cual fuere su agravio, no guardes rencor al prójimo, y no hagas nada en un arrebato de violencia” (Eclo. 10,6).
“Mas, ahora, desechen también ustedes todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia, y palabras groseras lejos de su boca” (Col. 3,8).

Todos nosotros somos seres inacabados, estamos en esta vida para crecer. Cada uno de nosotros debe descubrir cuál es su defecto dominante y dedicarse, casi por vocación, a cultivar la virtud contraria. El Padre Treviño -Misionero del Espíritu Santo- en su Libro: El progreso del alma, nos recuerda la gama de defectos que tiene la naturaleza humana: orgullo, amor propio, vanidad, pereza, espíritu de crítica, envidia, gula, falta de delicadeza en la caridad, verbosidad o palabras inútiles, sensibilidad extrema, irascibilidad, susceptibilidad, espíritu de maledicencia y calumnia, mentira y doblez, desaliento, falta de rectitud, entre otros.

Tu misión es llegar a ser Santo, con tus defectos de carácter y tus rasgos temperamentales. Tu vida es eterna lucha, vencimiento propio realizado todos los días. Tus defectos deben ser tu aliento para vivir, y no tu pretexto para no querer existir. ¡Justo ahí encuentras el sentido de tu vida!
Que esta situación dolorosa y extrema de separación, sea tu más fuerte motivo para cambiar. Ofrece todos tus esfuerzos en reparación de tus culpas y por el bien de quienes amas. Recurre diariamente a la fuente de fortaleza por excelencia: la Eucaristía.


Lupita Venegas/Psicóloga 
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miércoles, 15 de julio de 2015

PARA CONTRARRESTAR LA OBESIDAD

Licenciada Lupita:

Mi esposa y yo quisiéramos conocer el camino a recorrer para ayudar a nuestra hija adolescente a vencer su obesidad. Ella no quiere ayuda. Está cansada de nuestras recomendaciones. No podemos hacer mucho porque los dos trabajamos de sol a sol, y ella se la pasa viendo la televisión y comiendo snacks y golosinas. Yo sé que usted no puede apoyarnos como nutrióloga, pero el tema que más nos preocupa es su desarrollo emocional. Es insegura y tiene problemas porque no encuentra ropa; está volviéndose todavía más sedentaria y encerrada. ¿Qué podemos hacer?
Octavio









Estimado Octavio, padres de familia y  Sociedad en general:

Nuestro paradójico mundo nos presenta a empresarios que afirman que los buenos hábitos alimenticios y el ejercicio son necesarios para el éxito humano en todos los sentidos; pero, al mismo  tiempo, gastan fortunas en publicidad para vender los productos chatarra que fabrican, porque en verdad es un buen negocio. Ellos quieren ganancias a costa de lo que sea. Lo que nos daña se vende con gran gala de promoción creativa y engañosa.

Ha habido campañas que nos invitan a una vida saludable. Comer sano y ejercitarnos se promueve a través de diversos programas que han implementado tanto la iniciativa pública, como la privada. ¿Pero, de qué sirve todo eso si, por otro lado, se vende la idea de tener placer sin medir consecuencias?

San Juan de la Cruz hace una interpretación fascinante del Apocalipsis 10,10: “Tomé el libro de la mano del ángel y lo comí. Resultó dulce como la miel en mi boca, pero cuando lo tragué, se llenaron mis entrañas de amargor”. El apetito, antojo o deseo desordenado, cuando se ejecuta, es dulce y parece bueno, pero después se siente su amargo efecto. El apetito desordenado -nos advierte el Santo- causa tormento, fatiga, cansancio, ceguera y flaqueza.

¡Es tiempo de forjarnos y forjar a nuestros hijos en la virtud! Un acto de virtud, continuando con la enseñanza de San Juan de la Cruz, produce suavidad, paz, consuelo, luz, limpieza y  fortaleza.

Los padres hemos optado por el camino cómodo. Nuestros hijos han sido criados por la nana electrónica (TV, Internet, celulares, apps, etc.), mientras nosotros trabajamos para ganar más dinero. En algún momento alguien sembró en nuestras mentes la convicción de que dar lo mejor a nuestros hijos equivalía a darles cosas materiales. ¡Qué grave error estamos cometiendo en este ambiente consumista!

Para combatir la obesidad no bastará llevar a cabo las recomendaciones nutricionales. Requerimos un cambio radical de mentalidad. Que los productores, fabricantes, comerciantes, publicistas, mercadólogos apuesten por empresas que convengan a las personas en general, y no sólo a sus bolsillos.

En las escuelas se vende la chatarra. En los paseos, los circos, los cines, se ofrece todo lo que hace daño  y que los consumidores compramos por toneladas.

 Y en las familias… los padres no están. Los hijos se sienten solos y se llenan con lo que hay. Vamos saliendo del ambiente de confort y arremanguémonos la camisa; hay que trabajar: menos TV y juegos electrónicos, más convivencia y actividad familiar, mucho diálogo, muchos juegos compartidos en familia. ¡Vida de apostolado juntos! Y, desde luego, un régimen alimenticio que nos exija esfuerzo y nos edifique a todos en casa.

Recuerda que “todas las virtudes crecen en el ejercicio de una sola”.

Cambia hábitos negativos por positivos y conquista el bien para tu hija y para toda tu familia.




miércoles, 8 de julio de 2015

VOLVAMOS A REZAR EL ROSARIO EN FAMILIA

¡Hola, Lupita!

Mis papás fueron a una conferencia que impartiste en la Universidad del Valle de Atemajac. Me compraron tu Libro Despierta, mujer dormida. Estoy leyéndolo y me ha ayudado mucho. Tengo 10 meses de casada y acabo de descubrir que mi esposo me ha sido infiel desde antes de la boda. Ya estamos separados. Él dice estar arrepentido y me ha pedido una última oportunidad. Vimos tu video de “Infidelidad” y nos gustó mucho.

Quiero pedir tu apoyo para poder perdonar y olvidar. Me siento incapaz en este momento.

Muchas gracias, y espero puedas contestarme lo antes posible.
Ma. Del Socorro


Soco:

Los matrimonios jóvenes están pagando dolorosamente las consecuencias de tanta promoción en contra de la fidelidad y la exclusividad en la pareja. Los chicos empiezan a familiarizarse con un “amor” sin compromiso a través de las canciones, videos y tanta información distorsionada que ofrecen los medios de comunicación. Muchos chavos van a los tables con el conocimiento y aprobación de sus novias, y a veces hasta los acompañan. Se ridiculiza al amor con expresiones como amigos con derechos, amigovios, frees, etc.

¿Cómo podemos ser fieles si no hemos cultivado nuestra capacidad para serlo? Cuidar nuestra capacidad de amar es un imperativo en nuestros tiempos. La falta de conceptos claros nos desorienta y nos acerca a un peligroso abismo.

Al casarnos, debemos cobrar conciencia del compromiso que adquirimos: “Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida”.

Esta promesa habla de hacer actos de fidelidad, de amor y respeto TODOS LOS DÍAS. Cada mañana renueva tu amor. Borra de tu mente las ofensas y malos recuerdos para vivir tu presente ofreciéndolo a Dios. Pero, ¿cómo borrar algo que está clavado en mi pensamiento?

Hay técnicas psicológicas que serán herramientas poderosas para ti. Puedes acudir a un Especialista que te acompañe en este proceso, pero no te quedes con medios humanos.

He aquí una clave infalible: eternizar nuestros actos de amor, espiritualizando las relaciones humanas. Los límites humanos no nos permiten siempre sanar nefastos recuerdos, pero tenemos reservas espirituales infinitas. En fe, todo tiene solución. Dice la Palabra de Dios: “Manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación” (Mt. 26, 41). Y también: “A esta clase de demonios solamente se le puede expulsar por medio del ayuno y la oración” (Mc.9, 29).

No es tu esposo el enemigo, sino este ambiente mundano que esclaviza al hombre, convenciéndolo de que vivir sin Dios es mejor. La Sociedad actual quiere vivir sin Dios. Estamos ante ataques que pretenden arrebatarnos la fe. Lo mismo pasó en 1571: los turcos amenazaban con erradicar el Cristianismo, y en la Batalla de Lepanto se acaeció la victoria más espectacular, gracias al rezo del Rosario. El Papa Pío V instituyó la Fiesta del Santo Rosario desde entonces.

Esta devoción ha sido recomendada por el Papa Juan XXIII como “plegaria pública y universal frente a las necesidades ordinarias y extraordinarias de la Iglesia Santa, de las naciones y del mundo entero”.


Antes era normal rezar el Rosario en familia. ¡Revivamos esta poderosa tradición! Dicen que no hay recetas, pero el rezo del Santo Rosario, hecho con amor y perseverancia, alcanza todas las gracias necesarias para vivir una vida plena en la tierra y en el Cielo. ¡Reza junto a tu marido un Rosario! María, Reina de la Paz, será eficaz intercesora para que el amor fiel reine en sus corazones.

Lupita Venegas/Psicóloga 
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miércoles, 1 de julio de 2015

¿LOS MUERTOS PUEDEN HABLARNOS?

Querida Lupita:
Yo no puedo superar la muerte de mi hijo. Él cayó en el vicio del alcoholismo desde los 12 años de edad, porque en nuestro ambiente todos tomaban. Su vida fue un infierno, y al final murió alcoholizado en un accidente automovilístico, a los 28 años de edad. No sé si me creas, pero él me habla, yo puedo escucharlo… no está en paz y me mortifica mucho; estoy tentada a hablarle a través de un médium, pero dudo porque creo que la Iglesia no lo permite. ¿Cómo tener yo paz y mi hijo también? Es injusto que él no esté bien, porque los culpables de su vida desgraciada fuimos nosotros, sus padres y familiares.
Delia O.






Muy querida Delia:
Toda pérdida es dolorosa. El sufrimiento que conlleva, solo puede superarse en el tiempo y con los soportes indispensables de fe y madurez humana. Busca ayuda especializada y profesional. Tu corazón está marcado por fuertes culpas que te impiden avanzar en tu proceso de duelo. Recuerda que la culpa es saludable cuando nos permite aprender de nuestros errores, para seguir adelante con dignidad, y es neurotizante cuando asfixia en arrepentimientos, como si ya nada pudiera hacer el mismo Dios.

Comparte tu experiencia con otros padres de familia. Diles, con todas tus fuerzas, que de los padres depende que los hijos aprendan a vivir felices haciendo, en vida, la voluntad de Dios y eligiendo siempre el Bien. Diles, conmovida como estás, que los hijos son un don para que nosotros les enseñemos el arte de servir. Te toca iluminar con tu experiencia a otras familias, a las que puedes prevenir sobre los estragos del alcohol.

¿Deseas hablar con tu hijo a través de un médium? El número 2126 del Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña: “Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos y otras prácticas que, equivocadamente se supone, desvelan el porvenir. La consulta de horóscopos, la astrología… el recurso a los médiums, encierran una voluntad de poder sobre el tiempo y el deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios”.

En las Sagradas Escrituras se soporta esta enseñanza. Te invito a leer las siguientes Citas: Dt.18 y Jr. 29,8. Contamos también con una nota pastoral emitida por Obispos italianos, intitulada: “La Iglesia y el más allá”.

La única forma en que encontrarás la paz es madurando tu fe. Haz oración de intercesión por tu hijo amado y por todos aquellos a quienes sientes responsables de su muerte. Ofrece Misas, Comuniones y actos de reparación por su descanso eterno. Eso es lo que nuestros difuntos necesitan de nosotros.

Lupita Venegas/Psicóloga 
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