Muy querida Lupita:
Cuánto desasosiego siento al ver a mis hijas maltratar a mis nietos.
Ellos viven en mi casa, y por eso puedo darme cuenta y sufrir por esos
inocentes.
Comprendo que ellas llegan cansadas y llenas de problemas, y no tienen
cabeza ni corazón para educar a sus niños; yo también soy madre soltera y me
arrepiento de mis errores, pero por más que trato que ellas los corrijan, no
hay manera de hacerles ver que están mal.
En mi casa se escuchan groserías, gritos, y a veces se recurre a los
golpes; y yo, sin querer, caigo en lo mismo. Ya no es posible seguir viviendo
así; mas, ¿cómo convencerlas de que está mal lo que hacemos?
Joanna
Abuelita
Joanna:
“Violencia engendra violencia”, reza un dicho popular
español. Gandhi decía: “Me opongo a la violencia porque, cuando parece causar
el bien, éste solo es temporal; el mal que causa es permanente”. Y Martin
Luther King, defensor pacífico de los derechos civiles, afirmaba: “La violencia
crea más problemas sociales que los que resuelve”.
Tú eres testigo fiel y sufriente. Yo no sé desde dónde
viene la cadena de maltrato en tu familia; pero, desde luego, tus hijas viven
lo que ellas antes aprendieron. Cuando un miembro de la familia logra darse
cuenta de la falta de paz en el hogar, empieza un camino que lleva, sin duda, a
una salida de esperanza.
Sabes que no hay fórmulas mágicas ni recetas rápidas.
Los hogares se transformarán a la luz de la fe y de la razón. Dos alas
verdaderas de la libertad.
Por la fe, los
cristianos sabemos que somos hijos amados de Dios y que las dificultades llegan
para hacer de nosotros mejores personas. No nos preguntemos ¿por qué?, sino
¿para qué?
Por la razón, percibimos que una situación de
violencia o de abuso de autoridad en casa es totalmente indeseable y gesta
resultados desastrosos. Observar los momentos de injusticia, buscar en el
pasado y en el presente el origen de estas actitudes, nos permitirá vislumbrar
un camino de salida hacia la madurez, tanto de las madres como de los hijos.
Una madre cansada
y apesadumbrada acabará, invariablemente, por desesperar.
Qué importante resulta la ayuda de sus seres cercanos.
Pero esta ayuda no debe ser tal que promueva o mantenga un círculo vicioso,
sino todo lo contrario. Ayuda legítima que busque el crecimiento humano de
nuestro ser querido. No es cuidando a sus hijos y haciendo los quehaceres como ayudamos
a las madres solteras.
Más que eso, es necesario permitirles que busquen su
crecimiento personal a través de cursos, lecturas, películas y otros medios.
Ellas deben tener un espacio de descanso, una buena alimentación y crecimiento
espiritual. ¡Imposible!, me dirás. Esa palabra sólo cabe en quienes no confían
en el amor de Dios.
“Somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas” (Ef. 2,10).
Si es necesario
desechar malos hábitos y crear buenos, hagámoslo. Sí es posible cambiar, y el
cambio empieza por nuestra mente, vamos a albergar buenos pensamientos
alimentándonos con contenidos que inspiren.
Una buena idea es escuchar en Radio las mejores
opciones y, hoy por hoy, existen excelentes alternativas en Internet. Te
recomiendo www.valoraradio.org , toda una escuela de superación personal y familiar
las 24 horas del día.
Pero la mejor
idea es llenarse de la Palabra de Dios, fuente de Vida y Verdad.
Twitter: @LupitaVenegasDC
Facebook: www.facebook.com/LupitaVenegasOFICIAL
Correo: desdeelcorazon@guadaluperadio.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario