miércoles, 16 de julio de 2014

"DALE VACACIONES A TUS PREOCUPACIONES"



Lic. Lupita:
Estoy muy preocupada. No duermo. Soy una mujer mayor. Nunca supe educar bien a mis hijos y todos tienen problemas. Mi marido fue alcohólico. Hoy mis hijos hombres también lo son y hacen sufrir mucho a sus esposas. Mi hija está trabajando en un Table y dice que no es prostitución, pero se va con los que “ella quiere”. Hoy yo veo la bola de nieve cada vez más grande. Mis nietos empiezan a beber. 11 años tiene el mayor; mis nietas se visten muy vulgares. En sus casas hay groserías, gritos, desorden, suciedad

 A mí me queda rezar y llorar; ¿qué más puedo hacer?
Liliana H.

 


 

Querida abuelita Lili:
Empiezo por plantearte dos premisas

1.- Ante todo problema, siempre hay una solución

2.- Hay cosas que está en tu mano hacer, y hay otras que no.

 
Para el primer punto, quiero explicarte que, sin importar los retos que presenta la vida, el ser humano es capaz de salir adelante y crecer, buscando e implementando soluciones. La forma en que nos planteamos los problemas es vital para llegar a una solución. Si ves las dificultades de bulto, en su conjunto, puedes experimentar una impotencia invencible, y concluir, comprensible pero erróneamente, que no hay salida.


Es fundamental, por tanto, definir el problema con claridad y prepararse para remediarlo. Una de las mejores tácticas es tratar de resolver sólo una cosa a la vez. Tú tratas de que todo cambie enseguida: tus propias culpas, al sentir que no fuiste buena mamá; el alcoholismo de tu esposo, que afectó a tus hijos; el alcoholismo de cada uno, con su propia problemática nuclear; la desorientación de tu hija, que no se valora, etc.


Ante un cuadro tan apabullante, sólo se experimenta frustración. Pero, si tomas una sola cosa a la vez y das pasos en dirección a la salida correcta, las preocupaciones dejarán de dañarte.
El segundo punto complementa al primero. Debes ser consciente de que no todo está en tus manos. Puedes responsabilizarte solamente de lo que está en ti. No puedes sacar de la adicción a tus hijos, pero sí puedes presentarles opciones para que ellos busquen ayuda. No te compete solucionar sus conflictos matrimoniales, aunque sí buscar y ofrecer orientación y apoyo para sus esposas e hijos. Acércales películas, libros, audios, consejos, personas… todo lo que consideres que es un bien útil para su vida. Lleva a tus nietos al Catecismo, enséñales a orar. No puedes imponerles que usen los materiales que les das, o que hagan lo que recomiendas, pero sí puedes y debes proponérselo

Con estas dos premisas bien asimiladas, te hago una invitación: “Manda de vacaciones a tus preocupaciones”. Esto significa que has comprendido que la preocupación no mejora en absoluto ninguna situación; antes bien, te sumerge en un nuevo problema. En lugar de preocuparte, ocúpate

Se dice que, en alguna ocasión, se le preguntó a Winston Churchill si no le preocupaban sus enormes responsabilidades en medio de la Segunda Guerra Mundial, y él respondió con sabiduría: “En realidad, no me preocupo porque estoy demasiado ocupado”. Por otro lado, la oración sincera nunca es estéril. Sigue orando con fe. Esto es parte fundamental de las acciones que emprenderás a partir de hoy. No gastes tu tiempo pensando y rumiando los problemas de tus hijos; más bien, ora y trabaja por su provecho. Pero, eso sí, llena de paz tu corazón. Haz lo que está en tus manos, y lo que no, déjaselo al que todo lo puede: tu Padre Dios.




Lupita Venegas Leiva/Psicóloga www.valoraradio.org          
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