miércoles, 18 de mayo de 2016

SACERDOTE, ¿UN HIJO MÍO?



Lupita:

Cuando tenía 18 años, cometí el gran error de someterme a un aborto y, desgraciadamente, quedé sin poder tener hijos nunca más. Desde ese día no volví a ser la misma. A los 27 años me casé, adoptamos un niño, pero nos divorciamos. El niño se quedó conmigo y he vivido sola con él. Hemos llevado juntos una vida difícil, de muchas pérdidas, materiales especialmente. Ahora tiene 18 años, y hace unos meses me dijo que quiere ser sacerdote. Hemos hecho todos los trámites y ya entrará al Seminario. No sé si es una bendición, y me duele pensar que me quedaré sola. ¿Cómo debo sentirme?; a veces estoy contenta, pero también desconsolada.

Estela









Querida Estelita:

Somos ciudadanos del Cielo. Vivimos en este mundo, pero no pertenecemos a él; nacimos para la eternidad, para ser felices plenamente en presencia de Dios. ¡Cuánto cambiarían nuestros criterios si recordáramos esta verdad contundente!

… Tener un hijo sacerdote se convertiría en una fuente inagotable de alegría, nos sentiríamos elegidos como familia. Tener un hijo sacerdote es prenda del Cielo, anticipo de eternidad. Las dificultades terrenas que esto pudiera acarrear se convierten en peccata minuta, en una nadería; comprenderíamos nuestro compromiso de oración por él, por su santidad y por la propia.

Los grandes místicos han sabido valorar el sacerdocio, y han dicho a este respecto:

* Santo Cura de Arz.: “El Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús.”
* San Francisco de Asís: “Si tuviese que ver a un ángel del Paraíso y a un sacerdote, antes doblaría mi rodilla ante el sacerdote, luego ante el ángel.”
* Santo Tomás de Aquino: “La dignidad del sacerdote supera a la de los ángeles.”
* San Ambrosio: “La dignidad del sacerdote difiere de aquella del rey, como difiere el oro del plomo.”
* San Ignacio, Mártir: “El sacerdocio es la dignidad suma entre todas las dignidades creadas.”
* San Dionisio llama al sacerdote hombre divino; para él, el sacerdocio es dignidad divina.

Fue el mismísimo Señor Jesucristo quien dijo a los Apóstoles que el sacerdote debe ser tratado como si fuera Él mismo: “Quien a vosotros os escucha, a Mí me escucha. Quien a vosotros os desprecia, a Mí me desprecia” (Lc 10,16).

Qué gran bendición te ha dado el Señor al hacer sentir este llamado a tu hijo. Qué manera de sanar tu corazón herido por el flagelo del aborto. Él te ha dado el trato que dio a Pedro, quien, habiéndolo negado tres veces, fue confirmado tres veces en el primado de la Iglesia. Pedro falló, y Cristo le otorgó la oportunidad de reparar su falta.

Dices que después de aquel aborto a los 18 años, tu vida no ha sido la misma. Esta experiencia tuya debes compartirla a tantas mujeres que hoy están convencidas de que abortar es fácil y no tiene consecuencias. ¡Diles que se trata de una mentira! Conviértete en valiente defensora de la vida.

Quiero felicitarte y felicitar a los neosacerdotes que en la Arquidiócesis de Guadalajara recibieron la investidura en el marco de la Fiesta de Pentecostés. Nuestra Iglesia local debe sentirse regocijada con los abundantes frutos que cosecha su Seminario. Un abrazo fraterno también para las dichosas familias que cuentan ya con un Sacerdote en su seno; bendición inefable.






Lupita Venegas

No hay comentarios:

Publicar un comentario