Cuando hay una diferencia entre lo que uno quisiera y
lo que es en realidad, se experimenta el sentimiento de frustración. Cuando experimentamos que nos encontramos en una
situación sin solución aparente, nos ataca un sentimiento de impotencia, que en
ocasiones nos lleva a actuar desesperada y desproporcionadamente.
Todos experimentamos frustraciones, y es fundamental
entender que no podemos eliminarlas, sino manejarlas idóneamente.
Las respuestas adecuadas o inadecuadas frente a las
dificultades de la vida se aprenden en la infancia. Cuando una persona ha
tenido padres sobre-protectores o, en el extremo contrario, padres
despreocupados, se genera en su psique una inmadurez para enfrentar la vida.
Esto es, si un niño no tiene atención en absoluto, o bien, tiene una atención
excesiva, le sobrevendrán serios problemas para manejar la frustración.
Los frustrados son adultos resentidos que echan culpas
a todos y no ven su responsabilidad en los hechos; son adolescentes y niños
berrinchudos, quienes, al no tener lo que quieren, manipulan hasta el extremo
de dañarse a sí mismos con tal de conseguir lo que desean.
Pero puede aprenderse a enfrentar las frustraciones.
Para ello, habrá qué conseguir una virtud fundamental: autodominio. Se dice que
Sócrates exigía a sus alumnos la “enkrateia”, el ser dueños de sí mismos. Esto
es lo que nos ayuda a superar los vaivenes de los estados de ánimo o las
apetencias, y nos permite elegir de acuerdo a un fin. Es el luchar por llegar más
alto, más rápido y más fuerte a nuestras metas.
Para adquirir esta virtud clave te recomiendo tomar
las siguientes medidas:
- Haz un proyecto de vida. Escribe un
ideal, reconoce tu defecto dominante y trabaja en tu propia superación. Si no
sabes hacerlo, en Valora podemos ayudarte (tel. 3124 39 29). Deja de ver todo
lo que falta, para que empieces a concentrarte en todo lo que tienes.
- Ponte metas realizables a corto, mediano y largo plazo.
- Haz un proyecto familiar e involúcrense todos en una actividad que les guste. Antes de pensar que no se va a poder, prepárate para que sepas plantear esta actividad a los tuyos de forma atractiva.
- Participa en las actividades de tu Parroquia. Tenemos que salir de nosotros mismos para encontrarnos.
- Alimenta una relación personal con Dios. Investiga las fechas para el próximo Cursillo de Cristiandad; inscríbete (31 21 53 05 en Guadalajara).
¡Cree en ti! Ante los problemas, sientes que caes y
que no tienes fuerza para levantarte; pero tú eliges si caes como un huevo que
se rompe por completo, o como una pelota de frontón que llega al piso, vuelve a levantarse e incluso alcanza más
altura que la que tenía antes de caer.
Dice la Palabra de Dios: “Todo pasa para bien de los
que aman al Señor (Rom. 8,28). ¡Ámalo y déjate amar por Él!
Lupita Venegas/Psicóloga
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