Licenciada Lupita:
Estoy desesperado; por
favor, ayúdeme. No quiero perder mi matrimonio ni mi familia, pero ya hemos
llegado al límite y mi esposa no quiere dar un paso atrás en el proceso de
nuestro divorcio. Sé que mi violencia y mi vicio la llevaron a todo esto. Más
he encontrado a Dios. Estoy arrepentido y he cambiado. He demostrado por ocho
meses que puedo dejar el alcohol y mis modos groseros. Siento que soy una nueva
persona, pero ella ya no me cree y, al menor error, grita desesperada que yo no
voy a cambiar. Por favor, alguien tiene que convencerla de que viene una nueva
etapa en nuestra vida, pero que tenemos que vivirla juntos. Mis hijos, de ocho,
siete y tres años, están sufriendo mucho, pero ella no lo ve así.
Alfonso
Querido Alfonso:
Seguramente ocho meses no han sido suficientes
para sanar el corazón herido de tu mujer. Persevera. Veo tu convicción de
salvar tu hogar; percibo que en este momento tienes conciencia plena del dolor
de tus hijos y de que has encontrado el verdadero tesoro de tu vida: tu
familia.
Pero por años no fue así. Con tu vicio y malos
tratos ofendiste y lastimaste gravemente a tu mujer, a tus hijos y a ti mismo.
Aprendemos con mucho dolor que todos nuestros actos tienen consecuencias y que
pagaremos por todo el daño que, muchas veces sin querer o de forma consciente,
hemos hecho.
No obstante, tu futuro será diferente si te
mantienes firme en tu decisión de una vida libre de vicios, porque también
recibimos bendiciones cuando hacemos el bien y nos hacemos el bien practicando virtudes.
Te conviene partir de un principio que te
ayudará a aceptar con paz tu realidad. He aquí tres palabras que pueden hacer
que te detengas a retomar el camino con valentía: “Como viene, conviene”. En
efecto, el primer paso para cambiar una realidad nociva es aceptarla. No me
refiero a que el divorcio conviene, sino a que todo dolor asumido y ofrecido
puede traer crecimiento en todos sentidos. Adáptate con inteligencia a las
cosas que no están en tus manos, sin olvidar tu objetivo
Hay ejemplos de esta sana aceptación en la
Biblia. La historia de José muestra el doloroso camino de enfrentar verdaderas
injusticias, pero con la certeza de que hay un Dios que conoce todas las cosas
y que a veces permite males. de los cuales saca abundantes bienes.
José, al ser vendido a los egipcios como
esclavo, pudo haberse entregado a la depresión; sin embargo, aprendió el idioma
extranjero y se mantuvo fiel a lo mejor de sí mismo, llegando a convertirse en
la mano derecha del Faraón, y pudiendo, así, salvar posteriormente a sus
hermanos y a su pueblo.
En este momento, prométete a ti mismo dar lo
mejor de ti a tu mujer y a tus hijos. Si Dios está apretando tu pecho, sabrá
hasta qué punto puede hacerlo para conseguir de ti una vida ejemplar. El
resultado puede no ser inmediato, pero será grandioso si confías en tu Creador.
Aspira a una vida ejemplar; busca dejar huella en este mundo; vive tu Fe
sinceramente.
A veces, Dios no cambia las circunstancias,
porque las usa para cambiarte a ti. ¡Feliz el hombre a quien corrige Dios! ¡No
desprecies, pues, la lección del Señor! (Job. 5, 17).
Lupita Venegas