Oremos
por los Sacerdotes para que sean siempre fieles.
En medio
de una conversación surgió el tema del celibato sacerdotal y la modernización
de la Iglesia. Me preguntaron cuál era mi opinión al respecto…
No es
tan importante lo que yo pienso, sino lo que dice con claridad el Magisterio de
la Iglesia. No pertenecemos a una Institución de orden natural, sino
sobrenatural. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. Ella custodia la
Verdad revelada por Él, y no tiene derecho a alterarla. ¿Queremos modernizarla?
¿A qué nos referimos con esto?
La modernización nos tiene de cabeza como Sociedad. Sí, hay más
tecnología; pero, ¿hay más moral? Hay más avances médicos y científicos; pero,
¿vivimos más felices? Es curioso que en este mundo moderno hayan aumentado las
depresiones, las ansiedades, las decepciones, las adicciones, las mentiras, la
violencia, el miedo, la desesperación. ¿En dónde quedaron las familias de
buenas costumbres; aquellas familias que se reunían en torno a una mesa para
bendecir los alimentos y convivir sanamente; los padres y madres que se
enorgullecían al recibir los títulos técnicos o universitarios de sus hijos, y
éstos se los entregaban como regalo, agradecidos profundamente por su esfuerzo
en el sostenimiento de sus estudios; los padres de familia que enseñaban a
respetar y cuidar de los abuelos…?
Y decimos que queremos modernizar a la Iglesia. La modernidad
paganizada ha echado a perder el tejido social. Ahora también queremos destruir
lo único que puede darnos una plataforma segura para volver a empezar. La
Iglesia es faro de luz. Brilla alto y fuerte, diciéndonos que hay un bien digno
al que debemos aspirar: amar genuinamente.
Respecto al tema del celibato sacerdotal, remitámonos a los
puntos del Catecismo de la Iglesia Católica: 158, 915, 1579, 1599 y 1658. En la
Iglesia Latina se ordena Sacerdotes a creyentes que tienen la voluntad de ser
célibes “por el Reino de los Cielos”. Ellos son otros Cristos y quieren libremente imitarlo en todo. En las Iglesias
Orientales puede ordenarse Diáconos o Presbíteros a hombres ya casados.
El Padre Facci publicó un Artículo, titulado “La modernización
de la Iglesia o un cristianismo sin Cruz”. En él nos hace ver el verdadero
trasfondo de esta petición que hacen algunos: “Es la búsqueda de vivir más
fácil, de encontrar un aval a todas las situaciones de quienes viven en el
error o en el pecado. Es quitar de nuestro cristianismo la Cruz, hacer del
seguimiento de Cristo una actitud light, acomodada a la decisión del gusto de
cada uno”.
Por otra parte, el Papa Benedicto XVI fundó el Consejo
Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, con tal de difundirla
de manera renovada en los países en los que ya resonó el primer anuncio, pero
que viven una especie de “eclipse del sentido de Dios”. No se trata de
modernizarnos al estilo que se pretende, sino de “anunciar de nuevo el
Evangelio de siempre, y ello con más credibilidad y convicción”.