martes, 29 de noviembre de 2016

ADVIENTO EN FAMILIA

Lupita:

Mi esposa y yo vivimos separados, nuestra convivencia es difícil. Discutimos mucho y nuestros hijos están mejor cuando estamos alejados que cuando estamos juntos. Creo que, por su bien, debemos seguir así. Sin embargo, he recibido una carta de mi esposa en la que me solicita que regresemos. Me llama la atención porque es la primera vez que me lo pide en tres los años que llevamos así. Tengo miedo de volver a la misma rutina de descalificaciones. Me aterra pensar que vamos a darles una esperanza a nuestros hijos y que no será real. Prefiero no volver, aunque este tiempo navideño me mueve a intentarlo. ¿Qué es lo más conveniente? 
Frank







Estimado Frank:

“No permitas que la aflicción te invada; es el camino usado por el diablo para paralizarte”. Esta frase de Nuria Masot guarda una gran verdad. Podría decirte que el mundo se mueve por dos grandes fuerzas: el amor o el miedo. Cuando actuamos por miedo, en realidad nos boicoteamos la felicidad. Sientes terror de intentar lo que es bueno. Esto es, en el fondo, una estratagema para impedir tu vida de gracia.

Los hijos nunca están mejor con sus padres separados. Ellos estarán bien cuando puedan verlos convivir en armonía. Esta es una posibilidad real entre dos que se aman y que ponderan tanto a la familia que son capaces de hacer a un lado su ego para que reine la unidad. Algunos me han dicho que la raíz de su situación real es que “ya no aman al otro”. Siempre pongo sobre la mesa esta verdad: el amor es una decisión, no un sentimiento.

Puede ser que no “sientas” atracción, deseo, gusto por estar con el otro. Es justamente ahora cuando necesitas amar. Este es el movimiento que te hace salir de ti mismo para actuar de modo heroico frente a tus hijos, tu cónyuge y frente a Dios mismo. No estarás haciendo lo que quieres o lo que te gusta, sino lo que estás llamado, por amor, a entregar de ti. Y lo que ocurre, paradójicamente, es que, renunciando a ti mismo, te encuentras con la felicidad más plena: aprendes que siempre hay más alegría dando que recibiendo.

La opinión de este mundo te dicta que confíes en tu criterio, tu capacidad y tus fuerzas; que midas lo que das, y que no des más de lo que el otro “merece”, pero Dios, infinitamente superior en sabiduría, quiere troquelar en tu corazón estas palabras:

1.      “Porque Dios ama la rectitud y no desampara a sus santos” (Salmo 37, 28).
2.      “Si alguno dice: ‘Yo amo a Dios y aborrece a su hermano, es mentiroso…’” (1Jn 4, 19-20).
3.      “El amor es sufrido, es benigno, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no se irrita…todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera…” (1Cor 13, 4-13).
4.      “No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos, si perseveramos” (Gál 6, 9).

Adviento es una palabra latina que significa venida. En este tiempo litúrgico los católicos nos preparamos a la venida de Jesucristo. Es una oportunidad para arrepentirnos y llenarnos de esperanza. No hay lugar para el miedo. ¡Arrojo, entrega fiel, abandono en las promesas del Señor! Cristo es amor, perdón, esperanza, nueva oportunidad. Sus criterios no coinciden con los de este mundo individualista. Es misterio a nuestros ojos, pero hemos de confiar en que también es camino, verdad y vida.

Lupita Venegas
Psicóloga

miércoles, 23 de noviembre de 2016

SOMOS LO QUE LEEMOS

Jorge Luis Borges asentó alguna vez esta frase: uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído.

En la opinión de Úrsula K. Le Guin, escritora estadunidense, considerada la dama de la ciencia ficción mundial, los autores occidentales están obsesionados con el sexo. El quid no está tanto en lo que se escribe, sino en lo que se lee. La Sociedad en la que vivimos consume estiércol verbal. Y, ¿qué puede venir al corazón de una persona que alimenta su mente con basura?




Ser selectivos con nuestras lecturas es una decisión inteligente ante la enorme variedad de opciones que el mundo actual ofrece. Por fortuna, existen autores contemporáneos dispuestos a ir contra corriente. En ocasión de la Feria Internacional del Libro, en Guadalajara, permíteme recomendarte todas las publicaciones de Editorial SER. Autores con reconocido liderazgo de opinión como Adriana Corona, Juan Alberto Echeverry, Francisco González, Guillermo Dellamary y Gabriel Herrán, lanzarán una serie de títulos con el fin de despertar conciencias. Ellos son escritores unidos por una causa común: construir una cultura de valores éticos para el desarrollo integral de las personas.

Hablar de amor verdadero, de heroísmo, de voluntad, de dignidad y éxito legítimo no parece tener rating en nuestros días; sin embargo, estos autores están demostrando lo contrario. No rehúyen al tema sexual, desde luego; pero lo hacen con altos vuelos, desde una mirada libre y no esclavizada a algo fugaz y sin valor.

Con títulos sugerentes y estilos atractivos, tratan temas que tocan la esencia humana con sabiduría. Sumérgete en sus palabras. Escucha el llamado de San Pablo de Tarso, que nos recomienda: “Hermanos, piensen en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable. En todo lo que tiene buena fama, en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza.” (Fil.4, 8)

Nos preguntamos por qué hay tanto desorden moral, por qué se ha destruido el sentido de la sexualidad humana. En cierto modo, somos lo que leemos. La verdad es que nosotros vivimos como si Dios no existiera ¡Ay!, si lo leyéramos a Él… ¡Cuán distantes son los criterios de Cristo a los del mundo!




Lupita Venegas

miércoles, 16 de noviembre de 2016

ESTOY BIEN CONMIGO PARA ESTAR BIEN CONTIGO

Cuando admiramos el colorido y belleza de una mariposa, no imaginamos como se veía unos días antes de su primer vuelo… Era un gusano envuelto en su crisálida; algo desagradable a la vista. Este gusano luchó hasta el cansancio por salir de aquel encierro, tal vez sin saber que el fruto de su lucha sería la fortaleza necesaria para poder volar.



 La vida es un vaivén de buenos y malos momentos. Dice la Palabra de Dios que hay un tiempo para todo: un tiempo para plantar, otro para cosechar; un tiempo para llorar y otro para reír (Ec.3).

 Cuando atravesamos dificultades en nuestra vida matrimonial, es momento luchar para salir del capullo, producido por el egoísmo, en quienes quieren ser felices sin sacrificio. La lucha fortalecerá la virtud y resurgirá un amor mucho más maduro y sólido. La enseñanza cristiana nos recuerda siempre que la forma de vencer un vicio es ejercitando la virtud contraria. Así, aprendimos que:
  • ·         Contra soberbia, humildad;
  • ·         Contra avaricia, generosidad;
  • ·         Contra lujuria, castidad;
  • ·         Contra ira, paciencia;
  • ·         Contra gula, templanza;
  • ·         Contra envidia, caridad; y
  • ·         Contra pereza, diligencia.


Durante la 5ª Cruzada Matrimonial tuvimos oportunidad de escuchar muchos testimonios de vida. Uno de los expositores planteaba la situación de su matrimonio al año y medio de casado. Dijo que no se soportaban mutuamente y querían romper la relación. Pero su esposa asistía a un Grupo de Oración; en algún momento crítico, él acudió a dicho Grupo para encontrarse con la Verdad de Dios y verificar un cambio profundo en su mente y corazón. Sintió el llamado a practicar las virtudes, y su matrimonio se sostuvo, al punto en que ya están cumpliendo 27 años de feliz unión.

Recomiendo vivamente un encuentro con Cristo: te llevará a reconocer tu capacidad para ser mejor. Tomando su mano, puedes hacer Su voluntad y vivir conforme a Sus criterios. Lejos de Él, imposible; con Él, ¡vencemos!

Puedes elegir salir de esa crisálida sin luchar, como sucedió a una oruga cansada: fue ayudada por alguien, la liberó del capullo sin que ella se esforzara… nunca fue capaz de volar. Quien no se esfuerza en la dificultad, languidece frente a la vida y perece en el intento de ser feliz.

Nacimos para amar. Y amar sin sacrificio es una fantasía. Sacrificarse es renunciar un poco a tu gusto por hacer el gusto de Dios. Él nos quiere santos; es decir, imitándolo. Él es el hombre maduro por excelencia. Nos enseña a no dejarnos gobernar por emociones, sino por la convicción de que se cumpla la Voluntad del Padre en todo momento. Tú puedes lograrlo, antes que pedir la mejora del otro, busca tú ser mejor. Y enseguida, por supuesto, puedes y debes pedir cambios positivos en quien amas.

¿Quieres un mejor esposo o esposa sin luchar tú por ser una mejor pareja? Primero debes estar bien contigo, de cara a Dios, para poder entrar en armonía con los demás.


Lupita Venegas

miércoles, 9 de noviembre de 2016

HIJOS FUERA DE CONTROL

Goethe afirmaba: Si tratas a una persona como es, la deterioras; si la tratas como puede llegar a ser, la desarrollas.

Los padres de familia, con frecuencia describimos a nuestros hijos en base a sus errores. Especialmente en el período de la adolescencia, cuando ellos se muestran rebeldes y sistemáticamente nos retan; nosotros experimentamos que hemos fracasado, con cierto desaliento esperamos lo peor de ellos. Como padres, muchas veces nos desesperamos y comenzamos a comunicarnos con ellos en base a críticas.



Si te encuentras en una situación de impotencia, en la que no parece que tus hijos te escuchan y parece que cada vez la situación se pone peor, te invito a cambiar tu actitud y a esperar un resurgimiento de lo mejor que hay en el interior de tus hijos. Desde luego, esto implica sacrificio y crecimiento conjunto de padre y madre. Para enderezar el rumbo que están tomando tus adolescentes, enumeraré cuatro recomendaciones prácticas que propone, entre otras, el Doctor Isauro Blanco, experto en Educación:

a) Realiza actividades integradoras con tus hijos: De no ser así, estás enviando un mensaje desagradable a tu familia: “Los estoy soportando”. Se trata de que ellos sientan tu amor, tu interés positivo en sus personas. Evita estar corrigiéndolos todo el tiempo y procura un mayor lapso de convivencia a gusto, como jugar, conversar, ver películas juntos…

b) Recuerda que se enseña con el ejemplo: Práctica los valores que quieres que ellos aprendan. A los padres nos interesan las dos “R”: Respeto y Responsabilidad. Que ellos te sientan respetuosa, sin gritos, sin humillaciones, sin comparaciones, y que te encuentren responsable en todos tus compromisos. No puedes pedirles lo que no has modelado para ellos.

c) Mantén el buen humor: Procura hacer de tu hogar un sitio divertido y con actitud optimista. Provoca momentos de convivencia con risa.

d) Ten confianza en tus hijos: Visualiza su futuro en positivo y hazles ver lo que esperas de ellos. Menciónales que sabes que serán útiles a la Sociedad y que harán mucho bien a quienes les rodean. Que sientan que para ti son fuente de orgullo.

Sé que estarás pensando: “¿Cómo puedo decirles que siento orgullo de ellos cuando beben, fuman y desobedecen?” Considera que ellos están actuando de modo incorrecto, pero no por eso dejan de ser valiosos seres humanos. No identifiques su conducta con su persona. Debes ser sincero al expresarles que esperas lo mejor de ellos porque “sabes que son valiosos”, aunque hayan tomado algunas decisiones equivocadas. Exprésales tu amor, no tu desesperación.

 Si quieres que tus hijos mejoren, mejora tú. Ponte en las amorosas manos de Dios Padre, que te comprende y te asiste en estos períodos difíciles. Lo he dicho antes y lo subrayo ahora: “A los hijos se les educa de rodillas”. Los padres nos hemos olvidado del medio más poderoso para conseguir lo mejor de los nuestros: la Oración.




Lupita Venegas

miércoles, 2 de noviembre de 2016

¿POR QUÉ DIOS, SIENDO TAN BUENO, PERMITE EL SUFRIMIENTO?

Ciertamente la cuestión del Mal en el mundo es una de las más difíciles de responder en forma contundente. Compartiré un extracto de lo que responde el Catecismo de la Iglesia Católica en sus Puntos 309 al 311, 314, 324 y 400:


Al interrogante, tan doloroso como misterioso, sobre la existencia del Mal, solamente puede darse respuesta desde el conjunto de la fe cristiana. Dios no es, en modo alguno, ni directa ni indirectamente, la causa del Mal. Él ilumina el misterio del Mal en su Hijo Jesucristo, que ha muerto y ha resucitado para vencer el gran mal moral, que es el pecado de los hombres, y que es la raíz de los restantes males.

La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el Mal si no hiciera salir el Bien del Mal mismo. Esto Dios lo ha realizado ya admirablemente con ocasión de la Muerte y Resurrección de Cristo. En efecto, del mayor mal moral, la Muerte de su Hijo, Dios ha sacado el mayor de los bienes: la glorificación de Cristo y nuestra Redención.

Cristo no vino a abolir el sufrimiento, sino a darle sentido. La cosmovisión cristiana es la única que nos permite encontrar luces en medio de las sombras.

La impotencia que muchos experimentan puede ser una fuerte motivación para hacer algo: encontrar el sentido de la vida al buscar soluciones o ayudas para quienes sufren.

Podemos elegir si resentirnos con Dios y con el mundo para mantenernos en la amargura y el rencor eternos, o decidirnos a ser las manos de Dios y amar a otros al darles nuestro tiempo, nuestra sonrisa, nuestra orientación, y todos los medios a los que podamos recurrir en su beneficio. Existen historias inspiradoras en las que se muestra un grupo vulnerable de la población, que pudo sobresalir gracias a un buen maestro o a alguna persona que los inició en un arte, un deporte, una actividad de servicio.

No es tiempo de reclamarle a Dios sino de fortalecerse en Él y presentarlo a los que sufren, para transformarlos con Su poder.

El gran maestro cubano José de la Luz y Caballero, decía esta verdad lapidaria: “Una persona no muere cuando deja de existir, sino cuando deja de amar”.




Lupita Venegas

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