Estimada Lupita:
Amo a mi esposo. Le pedí
perdón por no haber actuado a tiempo. Le he dicho que la familia es lo más
importante para Dios, pero en su mente está abandonarnos. Hace un tiempo
decidimos mudarnos por trabajo, pero él se fue primero y nosotros no quisimos
alcanzarlo. Conoció a una mujer y ahora dice estar enamorado de ella. No tengo
nada que justificar, pues permití el distanciamiento creyendo que nada pasaría.
Estoy dispuesta a perdonar su ofensa y salvar a mi familia. ¿Qué puedo hacer?
Laura
Muy estimada Laura:
Te agradezco que nos compartas tu experiencia
con sinceridad. Los tiempos que corren nos hacen pensar que lo primero que
debemos buscar a favor de la familia es la seguridad financiera. Muchas
familias se separan con el deseo de forjar un patrimonio para el futuro, pero
el precio puede ser la ruptura. No vale la pena.
El amor se alimenta con la convivencia. Es
necesario dedicarse un tiempo como pareja para cultivar la relación.
Pensemos cómo en la vida cotidiana tenemos
varios aparatos en casa que nos permiten hacer funcional el hogar: lavadora,
licuadora, tostador, televisor, radio, auto… Si no damos mantenimiento a estos,
o si empiezan con un ruido extraño y no los arreglamos rápido, sabemos que, con
en el tiempo, se descompondrán y quedarán para la basura.
Cuando un matrimonio está en crisis, significa
que vinieron dándose desperfectos por un tiempo y no fueron atendidos. Dejamos
que esto se agravara, al punto en que, ante la situación desesperante, sentimos
que ya no hay solución.
Tú narras el hecho de haber dejado que él
partiera solo a otra ciudad y cómo fueron acostumbrándose a verse cada vez
menos. Dejaste distancia entre los dos y hubo espacio para alguien más. Él
puede haberse “enamorado”, pero esa relación que nació en la infidelidad no
vale el dolor de una familia rota.
¿Cuáles son las señales que nos permiten
observar si nuestra relación necesita mantenimiento? Te propongo que te
plantees tres preguntas básicas:
a. ¿He tenido detalles
cariñosos con mi cónyuge este día?
b.
¿Le he faltado al respeto con palabras, gestos o
actos el día de hoy?
c. ¿Nos hemos ido a dormir
disgustados y nos hemos aplicado la “ley del hielo” en esta semana?
Detalles, respeto y sabio manejo de conflictos. Cuando
no cuidamos estos tres elementos, estamos andando un derrotero que lleva a la
crisis. Siempre será mejor prevenir. Los matrimonios estemos atentos a estos
aspectos para evitar llegar a situaciones límite.
Y cuando la crisis ya está ahí, hay que recordar
que:
La lluvia no durará por
siempre. Este es un periodo de la vida que resulta angustiante, pero va a
pasar.
Si luchas, puedes perder;
pero si no luchas, ya estás perdido.
Nada es imposible para
Dios, y empezar un acercamiento verdadero hacia Él será la clave que te lleve a
un desenlace deseable.
Las crisis no son muros
infranqueables, sino vallas que obstaculizan el camino a la meta.
Ante las
crisis siempre es posible pedir ayuda. Considera asistir a un retiro de
matrimonios, visitar a un director espiritual, asesorarte con un terapeuta que
valore la institución del matrimonio. Y si no cuentas con tu cónyuge, es
conveniente que inicies un camino hacia la madurez personal: empieza con un
Cursillo de Cristiandad o un retiro que te lleve al encuentro personal con
Cristo vivo. Tu anhelo de crecer como ser humano y convertirte en lo que Dios
desea de ti es trabajar por Su reino. Y cuando buscas primero el Reino de Dios,
TODO lo demás se te dará por añadidura (Mt. 6, 33).
Lupita Venegas
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