miércoles, 29 de abril de 2015

DECISIONES PRECIPITADAS Y BUENAS DECISIONES

Querida Lupita:

Estoy muy angustiada. Tengo esposo, tres hijos y once años de casada. Hace unos días fue mi cumpleaños y quise festejarlo fuera de mi casa con mis amigas. Salimos a un lugar, y todo el tiempo estuve recibiendo mensajes de mi marido, diciéndome que le enojaba que yo estuviera ahí. Lo ignoré, porque estoy harta de que quiere tenerme metida en casa todo el tiempo.

Regresé a las cinco de la mañana y no me abrió la puerta. A esa hora estaba en la calle, sin saber a dónde ir. Caminé lejos hasta la casa de una amiga, y a las siete ya le estaba hablando para ver si me dejaba entrar y atender a mis hijos. Me dijo que sí, pero cuando llegué encontré que todas mis cosas estaban en la calle. Las había empacado para que me fuera. Yo corrí a levantar un acta de divorcio, pero ayer vino a verme y me pidió perdón. Dijo que había hecho aquello porque estaba furioso, y que actuó así en un momento de coraje, pero que tanto mis niños como él me necesitaban. Pienso que eso es maltrato de género; que él me hostiga y me tiene presa. Regresar sería hacerme co-dependiente o algo así. ¿Qué me diría Dios? En estos momentos no puedo entenderlo.
Nora L.



Querida Nora:

Me encanta la pregunta que planteas, porque me habla de tu necesidad de hacer lo correcto. Ambos actuaron precipitadamente, y así tomaron una decisión equivocada; mas, por suerte, ahora están considerando todo para tomar una acertada decisión final.

El motivador Donald Walsch dice que todos los eventos, sucesos y situaciones se convierten en oportunidades. Ésta es una gran oportunidad para que ustedes puedan fortalecer el amor y unir aún más su matrimonio.

Ambos actuaron por coraje y deseo de revancha. Esto es una reacción primitiva ante el peligro. Tuvieron una respuesta instintiva y emocional. Él desea una esposa hogareña, y en su concepto no tiene previsto que ésta quiera festejar un cumpleaños con sus amigas. Tú quieres tu propio espacio, y al no saber pedirlo de manera adecuada, lo obtuviste “a la malagueña”.

Los matrimonios debemos hablar serenamente acerca de lo que esperamos el uno del otro. Plantear sin ofender las propias necesidades y confirmar que ambos queremos lo mejor para nuestra relación y para la familia que hemos formado.

Los dos tienen buenas intenciones, aunque quieren imponer sus ideas, en lugar de dialogar sobre ellas.

Efectivamente, él fue violento contigo al dejarte en la calle, y eso no debe suceder jamás. No obstante, tampoco fue correcto que festejaras hasta las cinco de la mañana con tus amigas, máxime sabiendo que a tu esposo le importa mucho tu conducta hogareña.

Ahora, por reacciones precipitadas, están a punto de deshacer la hermosa familia que pueden formar si ambos son humildes y aceptan ayuda, especialmente de Dios.

Tomen la más sabia decisión. La que los edificará a ambos, la que dará mayor alegría a sus hijos, la que hará prevalecer el amor y la unidad familiar, que es deseo explícito de Dios.

Para tomar las mejores decisiones, incluso en una empresa y en cualquier otro ámbito de la vida, te propongo cuatro pasos:

1.   Buscar a Dios en primer lugar. Tú has empezado perfectamente al cuestionar qué es lo que Dios te pide.

2.   Infórmate, infórmate, infórmate. Busca datos, pregunta a expertos. En la multitud de consejeros está la sabiduría. Documéntate, escucha Conferencias, toma Cursos, acude a Retiros Espirituales.

3.   Evaluar: ¿qué podría pasar si me voy por este camino?

4.   Decidir. Elige entre todas las opciones la mejor. Generalmente será la que exige más de ti: más humildad, más renuncia, más serenidad, más preparación, más cercanía a Dios.


Tengamos la certeza de que las tormentas de la vida están ahí para fortalecernos como seres humanos y, sobre todo, para hacernos crecer en santidad.


Lupita Venegas Leiva/Psicóloga www.valoraradio.org          
Twitter: @LupitaVenegasDC
Facebook: www.facebook.com/LupitaVenegasOFICIAL

Correo: desdeelcorazon@valoraradio.org


No hay comentarios:

Publicar un comentario